domingo, 22 de enero de 2012

Dramaturgia- Teoría-Tema 3: Las reglas del teatro en el siglo XX. Alfred Jarry.

LAS REGLAS DEL TEATRO EN EL SIGLO XX
1.-Alfred Jarry
El tránsito del siglo XIX al XX nos ofrece una visión del teatro abso­lutamente renovadora. Van a convivir muchas maneras distintas de ver el trabajo teatral, y se va a reaccionar contra un realismo degradado y contra la estética ilusionista, cuestionando de nuevo los conceptos de mímesis, necesidad de unidad de acción, verosimilitud, etc. Ya no hay certezas, sólo incertidumbres acerca de los modelos que hasta ahora habían sido eficaces, y se va a proponer una mayor atención a los elementos de la puesta en escena, otorgando, a veces, al cuerpo del actor el centro de la representa­ción.
No tardaría mucho en aparecer la primera gran contestación al realismo de las últimas décadas del siglo XIX. La principal destrucción de la norma imperante, desde el texto dramático propiamente dicho, fue debida a un joven alumno de enseñanza media, llamado ALFRED ]ARRY (1873­-1907). A la edad de dieciséis años escribió una obra que, en su prime­ra versión, era un teatro de marionetas, de ahí la carga caricaturesca y el carácter de farsa de los personajes, sus tics, lenguajes, gestos y poses.
El texto, llamado inicialmente Los polacos, será pronto universal­mente conocido Ubú rey. Se ha dicho que con Ubú rey se inicia el su­rrealismo y otros intentos vanguardistas del siglo XX, como el absurdo, particularmente el de Ionesco. No hace falta ser muy perspicaces ni co­nocer su origen para ver que Jarry se está riendo de sus criaturas, ante todo del protagonista, el Père Ubu, o tío Ubú, como quizá haya que tra­ducirlo. Pero se mofa también de su mujer, la tía Ubú, así como de los ambientes y lenguajes que se incluyen en la obra, de las historias y re­latos que en ella se ironizan, del propio teatro trágico, con sus héroes, reyes, intrigas, conflictos ridículos, ambiciones e incultura. Esta risa destructiva y grotesca no era la risa de la comedia o del vodevil, siem­pre controladas por el buen gusto y la moderación exigidos por el pú­blico teatral. En el fondo, Jarry se está riendo del propio teatro. Para Oliver Walzer, en Ubú rey, como luego en el teatro dadá, se produce una voluntad de ruptura, de querer sorprender y provocar, de lanzar el lenguaje teatral por las aventuras menos controladas y hacer saltar en pedazos los castillos del sueño, de lo maravilloso y del humor. Ubú rey representa, desde esta perspectiva, algo nuevo, un comienzo absoluto. Es la primera brecha abierta en la concepción del teatro tradicional en nombre de lo absurdo, de lo irrisorio e irracional.


Ubú, antiguo rey de Aragón y capitán de dragones de Polonia, es representado como un obeso fanfarrón. Su mujer, la tía Ubú, lo empuja a destronar al rey Wenceslao para enriquecerse. Así lo hace Ubú. Acto seguido apremia a los nobles y a los financieros con una energía que deja atónita a la propia tía Ubú. Pero Ubú será echado del trono por Bougrelas, hijo del rey destronado, que cuenta para ello con el apoyo del zar de Rusia. Por su enorme barrigón, por sus juramentos y tacos, entre ellos ese merdre (mierdra) que tanto escan­dalizó en su estreno, este personaje burlesco, tirano, tonto y cruel se gana un lugar en la mitología dramática. Por su parte, la historia del siglo xx se ha encargado, por desgracia, de mostrárnoslo repetidas veces en la realidad.       .

Textos de Alfred Jarry entregados en fotocopias:
-De la inutilidad del teatro en el teatro.
-Doce argumentos sobre teatro.
-Cuestiones de teatro.