jueves, 29 de septiembre de 2011

Dramaturgia-Tema 1-La dramaturgia y el dramaturgo

TEMA 1: LA DRAMATURGIA Y EL DRAMATURGO
LA DRAMATURGIA
La dramaturgia es el arte de componer y representar una historia sobre el escenario. Se conoce como dramaturgo a quien escribe las obras para que sean representadas en teatro o adapta otros libros a dicho formato.
El dramaturgo, por lo tanto, se dedica tanto de la escritura de los textos como del diseño de la obra, ya que se encarga de desarrollar la estructura de la representación. La principal diferencia entre un dramaturgo y un escritor que se dedica a otros géneros es que, en la dramaturgia, los conflictos suceden en el mismo momento y lugar en que se presentan.
Aunque está fuertemente vinculada al teatro, la dramaturgia también está presente en el cine y en la televisión. Esto quiere decir que un dramaturgo puede ser autor de guiones cinematográficos y de libretos de telenovela, por ejemplo.
Es importante tener en cuenta que una obra de dramaturgia puede adaptarse a diversos formatos. De esta manera, una obra teatral puede transmitirse en televisión o llegar al cine. En todos los casos, lo importante es que se mantenga la estructura de actores interactuando “aquí y ahora” frente a los ojos del espectador que observa la representación de las acciones.
La dramaturgia es literatura dramática, que sólo adquiere una
dimensión teatral cuando está incluida en el acontecimiento teatral. Por ello hay que distinguir diferentes tipos de textos dramáticos según su relación con la escena; al menos tres: pre-escénicos (de primero o segundo grado), escénicos y post-escénicos. Sólo hay teatralidad en acto en el segundo tipo. Llamamos:
· texto pre-escénico (de primer grado) a una clase de texto literario dotada de virtualidad escénica, escrito a priori, antes e independientemente de la escena, que guarda un vínculo transitivo con la “puesta en escena”;
· texto escénico: clase de texto literario que consta de la unidad lingüístico-verbal máxima, oral y escrita, presente en cualquier práctica discursiva escénica, texto efímero de cada función sólo registrable en soporte auditivo o audiovisual (grabaciones de audio, video, cine, televisión).
· texto post-escénico: clase de texto literario que surge de la notación (y transformación) del texto escénico y del repertorio de acciones no verbales del texto espectacular en otra clase de texto verbal hetero-estructurado.
· texto pre-escénico (de segundo grado): reescrituras de gabinete, independientes de la escena, de textos escénicos o post-escénicos reelaborados literariamente.
En este aspecto la teatralidad se relaciona con la música: señala Stravinski que la música es arte temporal, que debe acontecer en acto en el tiempo, a diferencia de la partitura que implica un estado de la música en potencia. “El teatro como teatro es irreductible al texto [verbal-literario], incluso si lo supone” (Badiou, 2005: 117). El libro, el impreso, o el manuscrito sólo se transforman en cultura viviente si son compartidos en una estructura de convivialidad a través de la oralización directa, si aceptan su inserción en una estructura-matriz de teatralidad.

Dubatti hace una curiosa categorización de las artes, ya sean in vivo o in vitro. De ahí que el arte in vivo por excelencia sea el teatro (la danza incluida y todas las formas antes mencionadas), e in vitro el cine y la literatura. Las otras, como las artes plástica y la música,
pueden compartir ambas características y ser manifestadas in vitro o in vivo indistintamente.
¿Qué es la dramaturgia para Dubatti? Aunque si bien concede los términos de dramaturgia del actor, del director, etcétera, la explica con los conceptos aristotélicos de acto y potencia:
La dramaturgia, podemos concluir, es literatura dramática, que sólo adquiere una dimensión teatral cuando está incluida en el acontecimiento teatral. Por ello hay que distinguir diferentes
tipos de textos dramáticos según su relación con la escena […] El libro, o el impreso, o el manuscrito sólo se transforma en cultura viviente si son compartidos en una estructura de convivialidad a través de la oralización directa.
De esta forma, la dramaturgia en el texto impreso es literatura en acto y teatro en potencia; al revés, al estar en la escena, la dramaturgia es teatro en acto y literatura en potencia. Pero, ¿podemos quedarnos con esta definición?
¿Qué es la dramaturgia?
Antes de proseguir, veamos la definición de dramaturgia del teórico teatral Patrice Pavis, quien nos propone tres definiciones: el sentido clásico, el sentido brechtiano y el sentido de la actividad del dramaturgista. En el sentido clásico es el “arte de la composición de obras teatrales”, donde se establecen los principios de la estructuración de un texto dramático. En este sentido, la dramaturgia es un sistema de principios abstractos que dictan las normas a los dramaturgos de cómo componer una obra, como las poéticas, entre ellas las de Aristóteles y Lope de Vega, por ejemplo.
En el sentido brechtiano la dramaturgia es la estructura a la vez ideológica y formal de la obra, el vínculo específico de una forma y un contenido. Se refiere a la vez al texto original y a los modos escénicos de la puesta en escena, especificar la forma teatral de
mostrar y narrar un acontecimiento.
En el tercer sentido, dramaturgia designa el conjunto de opciones estéticas e ideológicas que el equipo de realización, desde el director hasta el actor, tendrán que realizar. Pavis advierte que la dramaturgia, en su sentido más reciente, “tiende pues a
superar el marco de un estudio del texto dramático, para abarcar texto y realización escénica”.
Está visto que, a estas alturas, no podemos tener una concepción de la dramaturgia que abarque sólo al texto escrito.

LA DRAMATURGIA DE AUTOR
Sabemos que la dramaturgia de autor-escritor no es un texto in vivo; pero su característica es que aspira a serlo. La definición que habíamos dado de dramaturgia apunta a una dependencia de la teatralidad, y es esa dependencia justamente la que resulta como
otra de las características necesarias de la dramaturgia: estar hecha para desarrollar una escritura oral.
Aquí nos encontramos un peligro muy grande, porque pareciera que pudiéramos brincar ahora a la definición intencional. Es decir, que si el autor-escritor tuvo la intención de que eso fuera dramaturgia y no un cuento, entonces es dramaturgia. O peor aún, que pudiera darse la definición institucional: si un editor publica el texto en la colección de dramaturgia y no en otra, entonces es dramaturgia. O si la dirección artística de una muestra
lo selecciona para presentarlo como dramaturgia, ya lo es.
Las condiciones necesarias de procesos analógico-dialécticos y de oralidad en potencia hacen que un texto tenga la función dramática. Dubatti enumera algunas de las características que debe tener la escritura oral del acontecimiento teatral como fenómeno in
vivo. De ellas, para estos fines de delimitación, podríamos rescatar una, a saber, que la escritura oral para el teatro
Debe garantizar inmediatez en la comprensión para evitar interrupción y distracciones: no permite volver atrás. […] Por lo tanto, el hablante debe crear las condiciones de captación
inmediata, no producir interrupciones en la fluidez de la recepción.
La baja audibilidad de un texto oral se vincula muchas veces a su origen de escritura caligráficao tipográfica, literaria, ex visu. Muchos textos literarios no han sido escritos para ser dichos en voz alta sino que requieren del soporte visual.
Nos permitiremos una breve digresión para poner un ejemplo. Cuando recién inaugurado el Teatro Universitario en la Unidad Mederos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el actor Armando de León presentó un monólogo con el poema Muerte sin fin,de José Gorostiza. No hizo ninguna modificación al texto, pero su trabajo escénico, dirigido por él mismo, bastó para que el público captara la esencia, no del poema, sino de su montaje. A la salida me encontré con algunos amigos, conocidos y gente que veía por
primera vez. El consenso general era de aceptación del montaje, aunque admitían no haber entendido “ni jota” de lo que decía.
De esta forma podemos decir que el texto de Gorostiza, ya que lo vimos en escena, contiene un mínimo de la función dramática y mucho de la función poética. Lo mínimo de la función dramática lo podemos notar porque fue susceptible de haberse llevado a escena,
pero con un índice de audibilidad muy bajo dado que la oralidad no era la adecuada. La dramaturgia del director y del actor (que era el mismo) fue lo que hizo posible la teatralidad, pero la poca función dramática del texto jugó en contra.
Podemos ver que la función dramática de los textos no se da en cuestión de si usa diálogos y acotaciones, o de si el autor tuvo la intención de que eso fuera dramaturgia. La función dramática de un texto se localiza, por un lado, en el proceso analógico-dialéctico de
la escritura gráfica y, por otro, en la potencialidad de escritura oral que posea. Casi cualquier texto puede ser susceptible de llevarse a escena, por lo que casi todos los textos tienen algo de la función dramática. Pero un texto con poca función dramática va a necesitar que ésta esté suplida por la dramaturgia del actor y del director, mientras que un texto con mucha función dramática podría propiciar la falta de proposición creativa en las dramaturgias de
actores y directores.
Concluimos de esto que el ideal prototípico de una dramaturgia de autor será aquella donde la función dramática del texto lleve a un equilibrio entre dramaturgias de autores con dramaturgias de actores y directores.

EL DRAMATURGO
En los últimos años, la tradición alemana del Dramaturg o asesor literario de una compañía teatral se ha difundido en todo el mundo. Para algunos, el rol de esta nueva figura es imprescindible; para otros, simplemente hace el trabajo que antes hacían directores, actores o escritores. Los más pesimistas creen que el surgimiento del Dramaturg puede tener como consecuencia la desaparición de la figura artística del Director.

Lo inefable
Entre 1767 y 1769, el alemán Gotthold Ephraim Lessing redactó sus reflexiones sobre teoría dramática, que se conocen como Dramaturgia de Hamburgo (Hamburgische Dramaturgie). Inició así la prehistoria de una profesión que en nuestro tiempo se ha convertido en el must de toda institución teatral que se precie de seria.

¿Qué es un
Dramaturg? ¿Por qué no llamarlo "dramaturgo"?
La primera pregunta es tan difícil de contestar que, hasta hoy, ningún
Dramaturg ha sido capaz de dar una respuesta. John Lutterbie, Catedrático del Departamento de Arte Teatral de la Universidad de Nueva York en Stony Brook, cuenta que la primera vez que se enfrentó con la definición de Dramaturg fue cuando lo contrataron como docente de Dramaturgia en esa Universidad. Sin saber nada del asunto, se le ocurrió ir a la Conferencia Anual de los Literary Managers and Dramaturgs of the Americas (LMDA). Allí se enteró de que el tema de la conferencia era: "¿Cómo hacemos para comunicar lo que hace un Dramaturg?" La Dramaturg Lenora Inez Brown dice "no se puede describir a un Dramaturg por su título". En un artículo aparecido en 1960 en World Theatre, Günter Skopnik escurre el bulto a la definición citando una anécdota: "Cuando el Príncipe Schwarzenberg le preguntó a Heinrich Laube, el gran director del Burgtheatre de Viena qué era realmente un Dramaturg, éste sólo pudo contestar con un encogimiento de hombros: Su Alteza, es imposible que alguien le conteste eso con pocas palabras".

Cuarenta universidades estadounidenses ofrecen hoy títulos de
Dramaturg, aunque, según Brown "no es necesario tener un título de Dramaturg para actuar como tal; basta un título de crítico teatral o de escritor de teatro".
En 1996, la LMDA publicó un
libro de 500 páginas llamado Dramaturgy in American Theatre: A source Book. Se trata de un compendio de anécdotas y definiciones del trabajo de los Dramaturgen recopiladas con el fin de presentar en sociedad una profesión que tiene tres décadas o poco más de existencia en Estados Unidos, algo así como 50 en Inglaterra y Alemania, y está implantándose rápidamente en todo el mundo. Al parecer, se trata de la profesión que más palabras necesita para ser definida, aunque un Dramaturg(1) la sintetizó así, hace unos veinte años: "El Dramaturg es la conciencia crítica y artística del teatro".

La
palabra dramaturgia se origina en las palabras drama (hacer) y ergon (obra). En español, dramaturgo significa lo mismo que en original griego: autor (hacedor) de obras (de teatro). En inglés, la palabra utilizada es playwright, que tiene la misma composición semántica. En alemán, la palabra para el escritor de obras de teatro es dramatiker; al menos desde Lessing, dramaturg, otra palabra alemana, se emplea con el sentido de director artístico, acepción que comenzó a utilizarse cuando la profesión de director aún no estaba plenamente establecida (hecho que ocurrió hacia fines del siglo XIX).
Es en el sentido alemán de Dramaturg que el oficio de "conciencia crítica y artística del teatro" se ha difundido en el último medio siglo.
En español se ha inventado la palabra dramaturgista, que tiene cierta plausibilidad: si el
Dramaturg se encarga de la dramaturgia, entonces podría llamársele dramaturgista.
En este artículo se emplea la voz alemana, con mayúscula inicial, para mantener plena conciencia de su origen cultural.

Lo que hace el Dramaturg
Según John Lutterbie, los
Dramaturgen son "facilitadores": "facilitan" sencillamente el éxito de la puesta en escena o de la escritura de una obra nueva. El Dramaturg Mark Bly cuenta una anécdota que considera explicativa: fue contratado como Dramaturg para una puesta en escena de una obra de John Osborne. Cuando se presentó al Director, éste le dijo que sus servicios no serían necesarios. Tozudo, o tal vez iluminado, Bly no se amedrentó. Hizo investigaciones "sobre puestas anteriores y comentarios, y descubrió que había varios serios problemas con la obra"(2)[sic]. Le envió sus observaciones al Director, que le agradeció calurosamente su aporte; comenzó entonces una fructífera labor en conjunto y es casi seguro que comieron perdices.
Bly, como la mayoría de los
Dramaturgen puestos a describir su oficio, parece haber trabajado con numerosos directores subnormales, que no logran darse cuenta de los problemas que enfrentan cuando deciden dirigir una obra; por suerte, dice Lutterbie, el Dramaturg está allí, para salvarlos del abismo.

Según el semiólogo francés Patrice Pavis, autor de un influyente
Diccionario del Teatro: "[Dramaturg] designa al consejero literario y teatral de una compañía, a un director de escena o responsable de la preparación del espectáculo [...] Lessing [...] funda la tradición alemana de la actividad teórica y práctica que precede y determina el sentido de la puesta en escena de una obra."

Es interesante recorrer algunas referencias de los propios
Dramaturgen a su trabajo:
"
La función más valiosa del Dramaturg es ayudar a crear nuevo material en colaboración con otros (escritores, directores, actores y diseñadores)"(3). "La palabra Dramaturg es como la palabra fuck: la gente se va a acostumbrar a usarla"(4). "El principal trabajo del Dramaturg es preguntar por qué. ¿Por qué estamos haciendo esta obra? ¿Por qué en esta temporada? ¿Por qué existe nuestro teatro? ¿Por qué existimos?"(5). "Usamos muchas ayudas que otra gente de teatro no considera necesarias, como lecturas, estudios literarios, trabajos científicos, análisis políticos, películas, pinturas, etc.; en realidad, cosas bastante comunes, pero la diferencia es que nosotros hacemos una investigación relativamente extensa y rigurosa"(6).
Los expertos distinguen dos clases de Dramaturgen.
El
Dramaturg de producción es responsable de la preparación del texto para la puesta en escena. Esto puede suponer la realización de una adaptación de un texto que originalmente no fue escrito para la escena, o de un clásico, del que deberá seleccionar o realizar una versión o una traducción. Está dentro de sus roles el asistir al escritor a quien ha sido encomendado un trabajo. También realiza investigaciones históricas sobre el momento de escritura de la obra o sobre el tiempo en que se desarrolla la ficción, e investigaciones filológicas. Es el intérprete de la obra, capaz de responder preguntas de sentido del director o los actores, y asesora acerca de la realización de las carteleras, los programas y los comunicados de prensa. En los ensayos, observa que el trabajo no se desvíe del objetivo propuesto, y puede servir de intermediario entre el equipo de producción y el escritor, para producir cambios en el texto que sirvan a los objetivos originales.

Por otro lado, existen los
Dramaturgen institucionales, usualmente asalariados de un teatro, que seleccionan textos dramáticos, orientan en temas de programación, y realizan tareas docentes y de extensión, un trabajo similar al del consejero literario de una editorial. Ambos tipos de Dramaturgen pueden actuar como animadores en discusiones con el público.

Como puede verse, ninguno de estos trabajos del
Dramaturg es nuevo. El análisis dramatúrgico siempre estuvo inmerso en el trabajo del equipo creativo. Sólo que Esquilo, por poner un caso, cuando decidió escribir Prometeo Encadenado, realizó él mismo la investigación necesaria del mito que utilizó como base para la creación.
Como dice el director estadounidense Terry McCabe(7), si hace treinta años el Dramaturg no tenía virtualmente lugar en el teatro norteamericano, "hoy en día no se puede lanzar una piedra al aire(8) sin acertarle a un Dramaturg".
Si antes las tareas propias del
Dramaturg las realizaban otras personas, ¿qué ha desplazado a aquellos de ese trabajo? Según McCabe, la causa del surgimiento de la figura del Dramaturg es la mala formación de los directores. Pero tal vez los motivos sean más profundos.

Hasta fines del siglo XIX, la profesión de Director de Escena no existía. Antiguamente eran los escritores quienes determinaban cómo debía escenificarse su texto. Es probablemente el caso de los clásicos griegos, y también de
Shakespeare y de Molière. Estos últimos, también actores, fueron, en ese rol, antecesores de la edad de oro del los actores-estrella de los siglos XVIII y XIX, como Talma, John Kemble o Eleonora Duse. Leonardo da Vinci representa la figura del arquitecto de teatro o escenógrafo que tenía la responsabilidad de dirigir un espectáculo.

El duque Jorge II de Sajonia-Meiningen es generalmente reconocido como el primer Director de Escena. En mayo de 1874 puso en escena, en Berlín, una versión de
Julio César de Shakespeare, en la que no era ni escritor, ni adaptador, ni actor, ni escenógrafo: era, sin embargo, responsable de todo eso: era Director. Había inventado un oficio.
Luego, Stanislawsky asentaría definitivamente la idea de la necesidad de un director, a través de una elaboradísima teoría del actor.

La causa más citada de la creación del rol de Director es el naturalismo de fines del siglo XIX. No es casual que André Antoine, que, más allá de su trabajo actoral, fue uno de los introductores de la figura del
régisseur en Francia, fuera un activo participante del grupo de escritores que se nucleaba en torno a Émile Zola. La visión doméstica e intimista de Chejov fue uno de los factores del surgimiento de Stanislawsky.

El Director fue entonces una figura que, al no realizar un trabajo personal en la escena, fue capaz de atender todos los rubros necesarios para que el planteo narrativo, los detalles escénicos y la actuación formaran un todo coherente.
La autoridad del Director se basaba -y quizás sigue basándose- en dos cosas: su capacidad técnica para resolver situaciones escénicas, y su pleno dominio del material dramatúrgico disponible. Lo dramatúrgico, para los nuevos directores, era, en primer lugar, el texto dramático; pero el concepto de dramaturgia trasciende el texto escrito. El teatro no es una sucursal de la
literatura: este fue el descubrimiento de los directores del siglo XX.

Los nuevos directores se convirtieron primero en exégetas de los textos, con una
visión más despegada de los roles protagónicos que la que podían realizar los antiguos actores-estrella, demasiado metidos en un personaje. Luego, los directores devinieron autores, en la medida en que la obra ya no era el texto, sino la puesta en escena. Adquirieron autoridad. Al colocar la esencia del teatro en las acciones que ocurren en el escenario, los directores revitalizaron la centralidad del actor.

Artaud decía: "[...] Esta idea de la supremacía de la palabra en el teatro está tan arraigada en nosotros, y hasta tal punto nos parece el teatro mero reflejo material del texto, que todo lo que en el teatro excede del texto y no está estrictamente condicionado por él nos parece que pertenece al dominio de la puesta en escena, que consideramos muy inferior al texto. [...] En el teatro occidental la palabra se emplea para expresar conflictos psicológicos particulares, la realidad cotidiana de la vida. El lenguaje hablado expresa fácilmente esos conflictos [...] Pero por su misma naturaleza, estos conflictos morales no necesitan en absoluto de la escena para resolverse. [...] El dominio del teatro, hay que decirlo, no es psicológico, sino plástico y físico"(.

Grotowski, por su parte, tanto en sus palabras como a través de sus asistentes, se refiere a la relación del teatro con el texto: "
Los actores y yo nos enfrentamos al texto; no es posible expresar lo objetivo en el texto, y de hecho sólo aquellos textos realmente malos nos dan una sola posibilidad de interpretación. Las obras maestras representan una especie de rompecabezas para nosotros". [...] "En el teatro, si usted quiere, el texto tiene la misma función que el mito tuvo para el poeta de los tiempos antiguos".

"
El drama de Wyspianski ha sido modificado en ciertas partes para ajustarlo a los propósitos del autor. Las interpolaciones y cambios en el texto original no traicionan, sin embargo, el estilo del poeta" (Ludwik Flaszen, refieriéndose a una puesta de Grotowski de Akropolis). "El director no pretende, sin embargo, representar El príncipe constante tal como es. Pretende imprimirle su propia visión a la obra y la relación de ese escenario con el texto original es la que existe entre una variación y el tema musical original" (L. F. sobre una puesta de Grotowski).

Por su parte, el continuador más directo de la tradición renovadora del teatro de la posguerra, Eugenio Barba, se refiere al concepto de dramaturgia en el sentido actual: "
La palabra texto, antes que referirse a lo escrito o lo hablado, o a un manuscrito o texto impreso, significa entretejido. En este sentido, no hay actuación que no tenga texto. Lo que concierne al texto (el tejido) de la actuación [performance] puede ser definido como dramaturgia, es decir, drama-ergon, el trabajo de las acciones en la actuación".